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Introducción.
En
este trabajo se presenta gran parte de las informaciones más importantes
recopiladas de distintas fuentes, sobre la independencia de los Estados Unidos
o denominadas las trece colonias de Norte América y todos los hechos
transcurridos hasta 1914.
Entre
los aspectos a tratar se destacan:
-
La formación de
las colonias: origen de las colonias del lado Este.
-
Causas de la
independencia: antecedentes.
-
La Guerra
independentista: desarrollo de la lucha, combates y tratados de la
independencia.
-
Organización del
pueblo norteamericano luego de la independencia.
-
Acontecimientos
ocurridos hasta el 1914: transcurre los conflictos, personajes destacados,
colonizaciones, invasiones y la evolución hacia ser una gran potencia.
2
Objetivo general.
Conocer
los acontecimientos trascurridos antes, durante y después de la independencia
de los Estados Unidos (Las trece colonias), hasta los inicios del siglo XX.
La formación de las colonias.
La
colonización inglesa de Norteamérica empieza en los primeros años del siglo
XVII, pronto se desarrollan tres grupos de colonias: El norte (Nueva
Inglaterra), habitado fundamentalmente por campesinos en pequeño; El centro
(Massachusetts, Nueva York, etc.), de carácter agrícola y comercial, y El sur,
aristócratas, con grandes plantaciones de algodón, tabaco y cañas de azúcar,
trabajadas por esclavos.
Antecedentes de la Independencia.
Las
tres colonias inglesas de Norteamérica estaban limitadas por el mar al este y
por posesiones francesas al norte (Canadá), oeste y sur (valle del Mississippi,
Luisiana). Los colonos apoyaron a Inglaterra en varias guerras contra Francia;
en las más importantes de estas, de 1756 a 1763, contribuyen con la mitad de
los soldados. Inglaterra conquista el Canadá y el valle del Mississippi. Sin
embargo, no abren los nuevos territorios a la colonización, disgustando a sus
súbditos americanos.
El
descontento aumenta porque Inglaterra trata de cubrir sus gastos a expensas de
las colonias y les impone nuevos gravámenes; los colonos protestan, alegando
que únicamente un parlamento donde ellos estén representados tiene el derecho
de decretar nuevos tributos; el gobierno y el parlamento ingles no aceptan este
razonamiento. Se producen varios incidentes, que revelan el desarrollo de la
inconformidad popular.
Otro
motivo de disgusto para los colonos es el intento, por parte de Inglaterra, de
poner en vigencia una serie de leyes perjudiciales al comercio y al desarrollo
industrial de las colonias, como la de La Melaza (que restringía la producción
de azúcar y ron), Las Actas de Navegación (que prescribían que toda mercancía
debía transportarse en barcos ingleses), Las Acatas de Comercio (prohibiendo a
las colonias todo comercio que no fuera con la propia Inglaterra). La agitación
popular llega a ser tan fuerte, que el gobierno inglés decide abolir todos los
impuestos, menos el del té, que se mantiene como un símbolo del derecho de la
metrópoli a decretar tributos y, como tal, es combatido por los colonos.
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La lucha por la independencia.
Se había generalizado
la idea de la necesidad de desligarse de Inglaterra. Cada nuevo incidente venía
a agudizar este sentimiento.
Desde 1773 empiezan a
producirse choques cada vez más violentos. Al año siguiente se reúne en
Filadelfia l primer Congreso Continental, que todavía reconoce la autoridad del
, pero le pide respeto a los derechos de las colonias. Entre los participantes
e este Congreso destacan John Adams, Jefferson, Washingtoniano y Patrick Henry.
En lo fundamental representan a los aristócrata del sur. Los colonos del norte
ya estaban luchando con las armas en las manos. Aparece el folleto de Tomás
Payne, “El sentido común”, inspirado en la Ilustración y que influye
fuertemente en la opinión americana a favor de la Independencia.
Finalmente, viendo que
no hay conciliación posible, el segundo Congreso Continental, reunido
igualmente en Filadelfia, proclama la Independencia de las colonias (4 de julio
de 1776); la resolución fue redactada principalmente por Jefferson; enumera los
crímenes cometidos por el rey Jorge III de Inglaterra y declara que el gobierno
debe estar basado en el consentimiento de los gobernantes; como Inglaterra ha
violado este principio, las colonias se consideran libres e independientes. En
este documento se nota claramente la influencia ideológica de la Ilustración.
El Congreso nombra
comandante de los ejércitos insurgentes a George Washington, hacendado de
Virginia. Su situación es difícil, porque los ingleses cuentan cuentan con
tropas más disciplinadas, mejor entrenadas y mejor equipadas. A su vez, el
ejército americano, aunque se ve afectado frecuentemente por las disecciones,
se reconstituye constantemente por el apoyo de la población y cuenta con las
ventajas de luchar en su propio país y por una causa sentida por todos. Su
sostén principal es el colono medio de la Nueva Inglaterra.
Después de algunas
campañas menores, Washington logra su primera victoria importante en Saratoga
(1777). Este triunfo es aprovechado hábilmente por Benjamín Franklin, que
primero representa a los colonos ante la corte de Inglaterra y después, ya
estallada la guerra, ante el gobierno de Francia; logra el apoyo de este país y
el de España; ambas naciones quieren aprovechar la oportunidad para debilitar a
su rival Inglaterra. Francia envía un ejercito oficial t otro de voluntarios
que está al mando de Lafayette. Esta intervención militar, y la ayuda de la
flota francesa, fueron muy importantes para los colonos, porque rompieron el
dominio absoluto del mar que tenían los ingleses.
En agosto de 1781,
Washington logra derrotar definitivamente a los ingleses en Yorktown. En 1783,
se firma la Paz de Versalles, en la que Inglaterra reconoce la independencia de
sus antiguas colonias.
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Guerra de Independencia de los
Estados Unidos.
La guerra de Independencia de los
Estados Unidos fue un
conflicto que enfrentó a las trece
colonias británicas
originales en América del Norte contra el Reino de Gran Bretaña. Ocurrió entre 1775 y 1783, finalizando con
la derrota británica en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París.
Durante la guerra, Francia ayudó a los revolucionarios
estadounidenses con tropas terrestres comandadas por Rochambeau y por el Marqués de La Fayette y por flotas bajo el comando de
marinos como Guichen, de Grasse y d'Estaing. España, por
su parte, lo hizo inicialmente gracias a Bernardo de Gálvez y de forma abierta a partir de la batalla de Saratoga, mediante armas,
suministros y abriendo un frente en el flanco sur.
Las colonias
británicas que se independizaron de Gran Bretaña edificaron el primer sistema
político liberal y democrático, alumbrando una nueva nación, los Estados Unidos de América, incorporando
las nuevas ideas revolucionarias que propugnaban la igualdad y la libertad.
Esta sociedad colonial se formó a partir de oleadas de colonos inmigrados y no
existían en ella los rasgos característicos del rígido sistema estamental
europeo.
En las colonias del
sur (Virginia, Carolina del Norte, Carolina
del Sur y Georgia) se había organizado un sistema
esclavista (con unos 500.000 esclavos negros) que explotaban plantaciones de
tabaco, algodón y azúcar. De este modo, la población estaba compuesta por
grandes y pequeños propietarios y esclavos.
Los antecedentes a
la guerra de la Independencia de los Estados Unidos se remontan a la confrontación franco-británica en Norteamérica y a las consecuencias
de la guerra de los Siete Años.
La guerra de los
Siete Años terminó en 1763. El 10 de
febrero, el Tratado de Parísponía fin al imperio
colonial francés en América del Norte y consolidaba a Inglaterra como la
potencia hegemónica. En oposición solo tenía a España, que controlaba Nueva
Orleans, la ciudad más importante, con unos 10 000 habitantes.
Respecto a Francia, la pérdida territorial no fue sentida como algo
catastrófico. Se conservaban los derechos pesqueros en Terranova y la población católica francófona
recibiría un trato de respeto. Por otro lado, en el Caribe las pérdidas podían
ser compensadas, pues la colonia principal francesa del Caribe, Saint-Domingue (la
Española) con capital en Puerto Príncipe, producía la mitad del azúcar
consumido en todo el mundo, y su comercio con África y las Antillas estaban en
pleno apogeo.
Respecto a los
colonos estadounidenses, la guerra modificó radicalmente el panorama anterior.
Los francófonos católicos de Quebec,
tradicionales enemigos de los colonos
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estadounidenses de
las Trece
colonias, recibieron un trato respetuoso por parte de las autoridades
británicas. Trato que se confirmó en 1774 cuando se dotó a Canadá de un
estatuto particular dentro de las colonias estadounidenses, llevándose sus
fronteras hasta la confluencia del Ohio y el Misisipi.
Asimismo su población conserva un derecho civil propio y la Iglesia católica es
reconocida. Todos estos movimientos fueron mal aceptados por la población de
las Trece colonias.
La causa inmediata
de este conflicto fue el injusto trato que Gran Bretaña infligía a los colonos,
pues éstos aportaban riquezas e impuestos a la metrópoli pero no tenían los
medios para decidir sobre dichos impuestos, por lo que se sentían marginados y
no representados.
La guerra.
Gran Bretaña obtuvo
el triunfo sobre Francia en la guerra de los Siete Años (1756-1763) recibiendo gran ayuda
económica y militar de las colonias, aunque dicha colaboración no les fue
recompensada. Las medidas represivas del gobierno inglés (producidas tras
sublevaciones como el Motín del té de Boston y las sanciones de las Actas Intolerables) provocaron el inicio de la
guerra de independencia.
El descontento se
extendió por las
Trece
Colonias
y se organizó una
manifestación en
Boston
en contra de los impuestos que debían
pagar por artículos indispensables como el papel, el vidrio o la pintura. En
esta manifestación no hubo ningún altercado y el gobierno inglés hizo oídos
sordos a las peticiones de los colonos. Pero éstos no iban a consentir que la
situación continuara así, con lo que se reunieron junto a varios miembros de
otras poblaciones para urdir una acción más propagandística que la
manifestación. En
1773 los colonos se reunieron en Boston. De
Gran Bretañallegaban tres naves cargadas de
cajas que contenían
té.
Varios miembros de la sociedad secreta se disfrazaron de indios y fueron
nadando hasta alcanzar los tres barcos. Una vez allí capturaron a sus
tripulantes y tiraron la mercancía por la borda. Fue la primera acción contra
la represión de impuestos, lo que intranquilizó a los británicos.
En
1774 se reunió por primera vez el Congreso
de los colonos en contra de la servidumbre a los británicos y a favor de una
patria independiente, el
Primer Congreso Continental. Ya se
discuten unas hipotéticas leyes. Pese al clima de enemistad contra los ingleses
en las colonias, todavía había algunos colonos que apoyaban al rey inglés
Jorge III, siendo llamados
kings friends.
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Los
primeros combates.
El 19 de
abril de 1775, soldados
ingleses salieron de Boston para impedir la rebelión de los
colonos mediante la toma de un depósito de armas de estos últimos en la vecina
ciudad de Concord. En el poblado de Lexington se enfrentaron a 70 milicianos.
Alguien, nadie sabe quién, abrió fuego, y comenzó de este modo la guerra de
independencia. Los ingleses tomaron Lexington y Concord, pero en su regreso
hacia Boston fueron hostigados por cientos de voluntarios deMassachusetts.
Se producen las primeras bajas de la contienda, ocho soldados colonos. Para
junio, 10.000 soldados coloniales estaban sitiando Boston.
En mayo de 1775, un Segundo Congreso Continental se reunió en Filadelfia y empezó a asumir las funciones de
gobierno nacional. Nombró catorce generales, autorizó la invasión de Canadá y
organizó un ejército de campaña bajo el mando deGeorge
Washington, un hacendado virginiano y veterano de la guerra franco-india. Consciente de que las
colonias sureñas desconfiaban del fanatismo de Massachusetts, John Adams presionó para que se eligiera a este
coronel de la milicia virginiana, que tenía cuarenta y tres años, como comandante en jefe. Fue una elección inspirada.
Washington, que asistía al Congreso de uniforme, tenía el aspecto adecuado; era
alto y sereno, con un digno aire militar que inspiraba confianza. Como dijo un
congresista: «No era un tipo que actuara alocadamente, que despotricara y
jurara, sino alguien sobrio, firme y calmado.»
Se empezaron a reclutar
soldados de entre todas las partes de las colonias. Muchos de ellos eran
agricultores o cazadores, bravucones y poco entrenados en el combate. En las
primeras luchas contra los británicos, George Washington llegó a decir: «hemos
reclutado un ejército de generales, no obedecen a nadie.»
Al principio, la
guerra fue desfavorable para los colonos. En junio de 1775 ambos ejércitos se encontraron en Bunker Hill, frente a Boston. Los rebeldes
se habían atrincherado en la colina y, pese a que los británicos asaltaron las
posiciones continentales con violencia, los colonos consiguieron aguantar el
ataque durante bastante tiempo; cuando los últimos asaltantes logran llegar a
la cima las bajas británicas son de 800. Es una victoria pírrica para
los ingleses. Los insurgentes, además, hicieron circular su versión de los
hechos, que no era otra sino que se habían retirado simplemente por la falta de
munición y no por el empuje de los casacas rojas.
El 2 de julio de 1776, el Congreso
finalmente resolvió que: «estas Colonias Unidas son, y por derecho deben
ser, estados libres y soberanos». El 4 de julio de 1776 se reunieron 56 congresistas
estadounidenses para aprobar la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos, que Thomas
Jefferson redactó con la
ayuda de otros ciudadanos de Virginia. Se
imprimió papel moneda y se iniciaron relaciones diplomáticas con potencias
extranjeras. En
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el congreso se
encontraban cuatro de las principales figuras de la independencia: George
Washington, Thomas
Jefferson,Benjamin Franklin y John Adams.
De los 56 congresistas, 14 murieron durante la guerra. Benjamin Franklin se
convierte en el primer embajador y jefe de los servicios secretos.
La unidad se
extendió entonces por las Trece Colonias para luchar contra los británicos. La
declaración presentó una defensa pública de la guerra de Independencia,
incluida una larga lista de quejas contra el soberano inglés Jorge III. Pero sobre todo, explicó la
filosofía que sustentaba la independencia, proclamando que todos los hombres
nacen iguales y poseen ciertos derechos inalienables, entre ellos la vida, la
libertad y la búsqueda de la felicidad; que los gobiernos pueden gobernar sólo
con el consentimiento de los gobernados; que cualquier gobierno puede ser disuelto
cuando deja de proteger los derechos del pueblo. Esta teoría política tuvo su
origen en el filósofo inglés John Locke,
y ocupa un lugar prominente en la tradición política anglosajona.
Estos hechos
convencieron al gobierno británico de que no se enfrentaba simplemente a una
revuelta local de Nueva
Inglaterra. Pronto se asumió que el Reino Unido estaba envuelto en una guerra, y no en
una simple rebelión, por lo que se adoptaron decisiones de política militar dieciochesca convencional, consistente en maniobras
y batallas entre ejércitos organizados.
Este cambio de
estrategia forzó a los británicos a evacuar Boston en marzo de 1776 y transferir sus principales fuerzas a Nueva York,
cuya población se presumía más favorable a la Corona, con un puerto más amplio
y una posición central. En consecuencia, en el verano de 1776, sir William
Howe, que sustituyó a Gage como comandante en jefe del ejército británico
en Norteamérica, llegó al puerto de Nueva York con una fuerza de más de treinta
mil hombres. Howe tenía intención de aislar Nueva Inglaterra de los otros
rebeldes y derrotar al ejército de Washington en una batalla decisiva. Iba a
pasar los dos años siguientes tratando de llevar a cabo este plan.
Según todas las
apariencias, un enfrentamiento militar parecía muy ventajoso para Gran Bretaña,
una de las potencias mundiales más poderosas, con una población de unos once
millones, frente a los dos millones y medio de colonos, un quinto de los cuales
eran esclavos negros. La armada británica era la mayor del mundo y casi la
mitad de sus buques participaron inicialmente en el conflicto con los nacientes
Estados Unidos. El ejército era una fuerza profesional bien entrenada; en 1778,
llegó a tener cerca de cincuenta mil soldados estacionados solo en
Norteamérica, a los cuales se añadieron más de treinta mil mercenarios alemanes durante la contienda.
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Para enfrentarse a
ese poder militar, los rebeldes tenían que empezar de la nada. El Ejército Continental contaba con menos de cinco mil
efectivos permanentes, complementados por unidades de las milicias estatales de
diferentes tamaños. En la mayoría de los casos estaban mandados por oficiales
inexpertos y no profesionales. George
Washington, el comandante en jefe, por ejemplo, solo había sido coronel de
regimiento en la frontera virginiana y tenía poca experiencia en combate. No
sabía nada de mover grandes masas de soldados y nunca había dirigido un asedio
a una posición fortificada. Muchos de sus oficiales habían salido de las capas
medias de la sociedad: había posaderos convertidos en capitanes y zapateros en
coroneles, como exclamó, asombrado, un oficial francés. Es más, «sucede con
frecuencia que los colonos preguntan a los oficiales franceses qué oficio
tienen en Francia». No es de extrañar, pues, que la mayoría de los oficiales
británicos pensara que el ejército insurgente no era «más que una banda
despreciable de vagabundos, desertores y ladrones» incapaces de rivalizar con
los casacas rojas de Su Majestad. Un general británico llegó a alardear que con
mil granaderos podía «ir de un extremo a otro de Norteamérica y castrar a todos
los hombres, en parte por la fuerza y en parte con un poco de persuasión».
Sin embargo, estos
contrastes eran engañosos, porque las desventajas británicas eran inmensas
desde el principio del conflicto. Gran
Bretaña tenía que conducir la
guerra desde el otro lado del Atlántico, a cinco mil kilómetros de distancia,
con los consiguientes problemas de comunicaciones y logística; incluso
alimentar adecuadamente era un problema casi insalvable. Al mismo tiempo, tenía
que hacer una guerra absolutamente diferente a la que cualquier país hubiera librado
en el siglo
XVIII. La propia Norteamérica era inconquistable. La enorme extensión del
territorio hacía que las maniobras y operaciones convencionales fueran
difíciles y engorrosas. El carácter local y fragmentario de la autoridad en
Norteamérica inhibía cualquier acción decisiva por parte de los británicos. No
había ningún centro neurálgico con cuya captura se pudiera lograr aplastar la
rebelión. Los generales británicos acabaron por decidir que su principal
objetivo debía ser enfrentarse al ejército de Washington en una batalla, pero,
como dijo el comandante en jefe británico, no sabían como hacerlo, «ya que
el enemigo se mueve con mucha más celeridad de la que nosotros somos capaces».
Uno de los
principales problemas para los colonos era la baja calidad de sus mosquetes, ya
anticuados y que sólo podían disparar a pocos metros para obtener precisión.
Esto llevó a que se creara un nuevo tipo de arma más eficaz, que fue el fusil
modelo Pennsylvania, de
gran precisión desde más de 80 metros. Los colonos en estos primeros combates
lucharon en forma de guerrillas.
George Washington,
por su parte, comprendió desde el principio que, por el lado estadounidense, la
guerra tenía que ser defensiva. «En
todas las ocasiones debemos evitar
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una acción
general -dijo ante el
Congreso en septiembre de 1776- o
arriesgar nada, a menos que nos veamos obligados por una necesidad a la cual no
deberíamos vernos
arrastrados.» Aunque nunca actuó como cabecilla
guerrillero y se concentró todo el tiempo en crear un ejército profesional, con
el cual pretendía batir a los británicos en una batalla abierta, en realidad,
sus tropas pasaban buena parte del tiempo librando escaramuzas con el enemigo, acosándolo y
privándole de comida y avituallamiento siempre que era posible (guerra de guerrillas). En esas circunstancias,
la dependencia de los estadounidenses de unas fuerzas de la milicia no profesionales y la debilidad de su
ejército organizado los convertían, como dijo un oficial suizo, en más
peligrosos que «si tuvieran un
ejército regular». Los británicos no comprendieron nunca a qué se
enfrentaban; esto es, a una verdadera revolución que contaba con un apoyo
generalizado de la población. Por ello, continuamente subestimaron el aguante
de los rebeldes y sobre estimaron la fuerza de los colonos leales a la Corona.
Al final, la independencia acabó significando más para los estadounidenses que
la reconquista o conservación de las Trece Colonias para los ingleses.
La
batalla de Saratoga.
Las cosas empezaron
a cambiar en octubre de 1777, cuando un
ejército británico bajo el mando del General John
Burgoyne se rindió en Saratoga, en el norte del estado de Nueva York. Este fue el golpe de gracia y
propagandístico que necesitaban los colonos para su independencia. Desde Canadá llegaron indios (dirigidos por Joseph
Brant) a favor de los británicos porque los colonos les estaban expropiando
sus tierras cada vez más. La expedición estaba mandada por el general John
Burgoyne y pretendía llegar a Albany. Sin
embargo, fueron interceptados y tuvieron que presentar batalla en Freeman, cerca
del río
Hudson. Aquí estaban los colonos al mando deBenedict
Arnold, Horatio
Gates y Daniel Morgan. Este último
comandaba a fusileros vestidos con pieles, muchos de ellos antiguos cazadores.
El general Burgoyne
contaba con 600 mercenarios alemanes (los británicos llegaron a utilizar
hasta 16.000 en toda la guerra) para tomar la granja. El 9
de septiembre Morgan tiene a
sus hombres bien escondidos en un bosque contiguo a la granja y en los trigales
de la misma. Una vez se acercan los mercenarios alemanes, los fusileros salen
de sus escondites y disparan a los enemigos, produciendo gran sorpresa entre
éstos y provocando que caigan decenas. Burgoyne entonces manda otros 600 más,
que también caen. Los británicos retroceden, pero Burgoyne resiste, aunque sin
suministros ni víveres, y consigue poco tiempo después tomar la granja.
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Horatio Gates,
aunque hombre pesimista, es convencido por Morgan y Arnold para lanzar un
ataque a los británicos. Con los cañones incautados a los británicos bombardean
la granja y consiguen la rendición de Burgoyne. Entre el cañoneo de los
colonos, un general británico, Simon
Fraser, ordenó una carga de caballería totalmente desesperada por lo difícil
de la situación. Esta carga fue rápidamente neutralizada por los hombres de
Morgan, que consiguieron acabar con el general. Éste, antes de morir, pidió ser
enterrado en el campo
de batalla, y para ello varios soldados británicos se reunieron, lo que
llegó a confundir a los colonos. Creyendo que los enemigos se estaban
reorganizando para otro ataque, empezaron a cañonear la zona en que estaban
enterrando a Simon Fraser, y aunque no dieron en el blanco, sí produjeron que
los que se esforzaban en la faena fueran salpicados por la arena y el polvo. Al
final se le pudo enterrar entre una lluvia de balas de cañón. Este hecho
produjo esta frase de un general alemán llamado Riedesel: «¡qué gran entierro
para un gran guerrero!»
La ayuda extranjera y el final de la guerra.
Alentados por la victoria de Saratoga, Francia y España veían la oportunidad como una ocasión
de oro para lograr la revancha del desastroso Tratado de París de 1763, con el que
concluyó la guerra de los Siete Años. Así, Francia
tras unos meses de cierta vacilación, entró abiertamente en la guerra firmando
una alianza en febrero de 1778 con los colonos. Pese a sus escasas provisiones
y limitado adiestramiento, las tropas coloniales pelearon bien en general, pero
podrían haber perdido la guerra si no hubieran recibido ayuda del erario
francés, de la poderosa marina francesa y de las tropas enviadas por Francia.
Por su parte,
España, aunque enseguida ayudó a los rebeldes con dinero, armas y municiones,
se mostró reacia a la intervención directa, debido al temor de Floridablanca a las consecuencias de un conflicto
armado; incluso aspiró a algo que, de momento, resultaba una verdadera utopía:
la mediación entre los contendientes. Los objetivos españoles en América eran
expulsar a los británicos tanto del golfo de México como
de las orillas del Misisipi y conseguir la desaparición de sus
asentamientos en la América Central.
Después de 1778, la lucha se
trasladó al sur y el conflicto ya había adquirido un cariz internacional con la
entrada de Francia. Un año más tarde la realidad se impuso y España declaró la
guerra a Inglaterra, pensando incluso en la posibilidad de invadir Gran Bretaña
mediante el concurso de una armada francoespañola, plan que resultó inviable.
Para su entrada abierta en el conflicto, el gobierno español había firmado el
llamado tratado de Aranjuez, acuerdo secreto con
Francia sellado en Aranjuez el 12 de abril de 1779, por el cual
España conseguía una serie de concesiones a cambio de unirse a Francia en la
guerra. Ésta prometió su ayuda en la recuperación de Menorca, Mobile, Pensacola,
la bahía de Honduras y la costa de Campeche y aseguró que no concluiría paz alguna
que no
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supusiera la
devolución de Gibraltar a España. Esto provocó que los
británicos tuvieran que desviar a Gibraltar tropas destinadas en un principio a
las colonias.
Los puertos de Toulon y Brest,
en Francia, que estaban bloqueados por los británicos, fueron desbloqueados por
la falta de efectivos de los británicos. Con los puertos atlánticos abiertos,
los franceses pudieron llevar tropas a América al mando de La Fayette y de Rochambeau,
siendo esta ayuda de gran importancia para los colonos, como se señaló más
arriba.
Más tarde Holanda también se unirá a la coalición
formada por España y Francia, con ambiciones de ganar posiciones por el dominio
de los mares, aunque a diferencia de sus aliadas, ella no aporto tropas, tan
solo provisiones, armas, vestimenta, divisas y algunos buques de guerra.
En 1781, 8.000 soldados
británicos al mando del general Charles Cornwallis fueron rodeados en Virginia, el
último reducto, por una flota francesa y un ejército combinado
franco-estadounidense a las órdenes de George Washington de 16.000 hombres.
Tras el sitio de Yorktown, Cornwallis se rindió,
y el gobierno británico propuso la paz. En la batalla cayeron 156 británicos,
52 franceses y 20 independentistas, siendo los últimos muertos en combate
durante la Guerra de la Independencia.
En los restantes
frentes entre 1779 y 1781, España sitió Gibraltar, una vez más
infructuosamente, y lanzó varias campañas contra distintos puntos estratégicos
del golfo de México en manos británicas, la mayor parte coronadas por el éxito
(Pensacola). Por otro lado, una exitosa
expedición a Menorca permitió la recuperación de la isla en febrero de 1782. El
Tratado de París o Tratado de Versalles se firmó el 3 de septiembre de 1783
entre Gran Bretaña y Estados Unidos y puso término a la Guerra de Independencia
de los Estados Unidos. El hecho de que Gran Bretaña perdiese todas las
posesiones en el continente americano al sur de Canadá y al norte de Florida,
hacía imposible un desenlace militar favorable para los británicos, solicitando
éstos el cese de las hostilidades.
El
tratado de París de 1783 (la Paz de Versalles).
·
Reconocía la independencia de Estados Unidos de América y otorgó a la nueva nación todo el territorio al norte
de Florida, al sur del Canadá y al este del río Misisipi. El paralelo 32º se fijaba
como frontera norte. Gran Bretaña renunció, asimismo al valle del Ohio y dio a Estados Unidos plenos poderes sobre la
explotación pesquera de Terranova.
·
España mantenía los territorios recuperados de Menorca y la Florida oriental y occidental. Por otro lado recuperaba las
costas de Nicaragua, Honduras y Campeche. Se
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reconocía la soberanía española sobre la colonia de Providencia y la inglesa sobre Bahamas. Sin embargo, Gran Bretaña conservaba la estratégica posición de Gibraltar (Londres se mostró inflexible, ya que el control del
Mediterráneo era impracticable sin la fortaleza de la Roca).
·
Francia recuperaba la mayoría de sus islas en las Antillas, además de las plazas del río Senegal en África.
·
Holanda recibía Sumatra, estando obligada a entregar Negapatam (en la India) a Gran Bretaña y a reconocer a los ingleses el derecho de navegar
libremente por el Índico.
·
Gran Bretaña mantenía a Canadá bajo su Imperio, a
pesar de que los estadounidenses trataron de exportar a tierras canadienses su
revolución.
·
Finalmente, se acordó el intercambio de prisioneros.
En general los
logros alcanzados pueden juzgarse como favorables para España y en menor medida
para Francia a pesar del elevado coste bélico y las pérdidas ocasionadas por la
casi paralización del comercio con América, un pesado lastre que gravitaría
sobre la posterior situación económica francesa. Por otra parte, el triunfo de
los rebeldes estadounidenses sobre Inglaterra no iba a dejar de influir en un
futuro próximo sobre las colonias españolas. Esta influencia vino por distintos
caminos: la emulación de lo realizado por comunidades en similares
circunstancias, la solidaridad de los antiguos colonos con los que aún lo eran,
la ayuda de otras potencias interesadas en la desaparición del imperio colonial
español, etc. Estos aspectos se manifestaron de un modo claro durante las Guerras Napoleónicas.
La nueva constitución.
Una vez conquistada
la independencia resultó muy complicado poner de acuerdo a todas las antiguas
colonias. En 1787, 55
representantes de las antiguas colonias se reunieron en Filadelfia con el fin de redactar una
constitución. Se creaba así un único gobierno federal, con un presidente de la
república y dos cámaras legislativas (Cámara de Representantes y Senado). Esta
constitución estaba inspirada en los principios de igualdad y libertad que
defendían los ilustrados franceses y se configuró como la
primera carta magna que recogía los principios del liberalismo político estableciendo
un régimen republicano y democrático. La independencia y democracia
estadounidense causó un notable impacto en la opinión y la política de Europa.
13
Organización de los estados unidos de América.
Los
nuevos estados se unen en una confederación, que resulta débil frente a cada
estado y también frente a exigencias populares. El país no tiene crédito internacional;
la deuda interna es elevada y nadie quiere hacerse cargo de ella; se interrumpe
el comercio con el imperio británico; las querellas y rivalidades entre las
antiguas colonias llegan a poner en peligro hasta la misma independencia recién
conquistada.
En
1788 se proclama la constitución federal, que todavía está en vigor (A sufrido
pocos cambios). Refuerza la autoridad del estado; instituye un gobierno federal
encargado de las relaciones internacionales, de la defensa nacional, de la
emisión de moneda, del comercio que afecte a más de un estado y de otros
problemas de tipo general. Todo lo que no está reservado al gobierno federal,
es competencia del régimen estatal correspondiente. Se establece un poder
legislativo federal de dos cámaras: el senado, con dos delegados de cada estado
y el congreso, con un diputado por cada determinado número de habitantes. El
poder ejecutivo reside en el presidente designado por elecciones directas para
un periodo de cuatro años, y el judicial de la suprema corte. Los estados
tienen constituciones semejantes. Para primer presidente de los estados unidos
fue electo George Washington. Gobernó por dos etapas (1788-1797) y logro
consolidar la naciente unión. Al ser propuesto para una segunda reelección,
declaro que debía ser presidente más de dos veces consecutivas, para evitar el
establecimiento de una dictadura. Esta norma se siguió aplicando hasta el
gobierno de Franklin D. Roosevelt, quien acepto y triunfo para un tercer
periodo por estar su país en guerra.
LOS ESTADOS UNIDOS DESDE SU INDEPENDENCIA
HASTA 1914.
DESARROLLO ANTES DE LA GUERRA DE RECESIÓN.
EXPANSION TERRITORIAL:
a) Marcha al Oeste. Se apropian de los indios y
sus tierras colonizándolas, lo que le permite la mecanización,
industrialización e incremento de salarios.
,
b) Marcha al Sudoeste. Tras una
guerra provocada arrebataron a México en 1840, más de la mitad de sus
territorios: Nuevo México, California, Arizona y Texas por la “fiebre del oro”.
c) Compra de territorios.
Compraron Lousiana a Francia en 1803, la Florida a España en 1820, Alaska a
Rusia y Hawai en 1850 completándose los cincuenta Estados actuales.
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d) Fin de la conquista del oeste. Al final
de la guerra de Secesión y de la guerra contra los indios (asesinato de Tatanka
Yotanka, más conocido como el Toro Sentado), con el avance de los pioneros,
colonos y ganaderos.
EL PROGRESO:
Desarrollo y grandes inventos. Están los barcos de dos
ruedas (para los grandes ríos), las carreteras, los ferrocarriles, el
telégrafo, que mejoran las comunicaciones y facilitan la colonización.
El
progreso logrado se realizó con el despojo de sus tierras a los indios,
mexicanos y el avance de los inventos.
LA GUERRA
DE SECESIÓN: 1861 y 1865
CONCEPTO. Fue una guerra civil interna, entre los Estados del Norte (La Unión) y
Estados del Sur (Los Estados Confederados de América). Los Estados del Norte,
se caracterizaron por ser industrial-manufacturero, liberal y antiesclavista
que cada vez requerían de materias primas y mercados; mientras los Estados del
Sur eran un sector de grandes terratenientes, de esclavistas y tendencia
aristocrática.
ABRAHAM
LINCOL N Y LA GUERRA:
Fue un
abogado de origen humilde (leñador), contrario a la esclavitud, antes de ser elegido
como presidente en 1860, perdió una contienda senatorial. Los Estados del Sur
proclamaron su independencia de la Unión, originando la secesión (separación).
De este modo:
-
Los Estados de Norte y Oeste adoptaron el Régimen Federal
(federalistas), formando la Unión (EE.UU).
-
Los Estados del Sur en 1861, formaron la Confederación (confederados),
con gobierno propio, su presidente de entonces fue Jefferson Davis.
-
Vencen los federalistas por su mayor desarrollo económico y
organización, se retorna a la Unión y se prohíbe la esclavitud.
-
Abraham Lincoln, reelegido presidente, fue asesinado por el actor John
Wilkes Booth el 14 de abril de 1865.
CONSECUENCIAS:
-
Triunfo del capitalismo manufacturero, liberal y democrático, lo que
produjo un gran desarrollo de industria y comercio.
-
El Sur es reconstruido dentro de un nuevo sistema.
15
LA EXPANSIÓN: EE.UU. LA
GRAN POTENCIA.
LA
DOCTRINA MONROE Y EL TESIS DEL DESTINO MANIFIESTO:
a) Esta
tesis fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida a James Monroe en el año
1823, se desarrolló contra la Santa Alianza, ante cualquier intervención
europea en América, la cual sería considerada como una agresión a los EE. UU.
b) Con ello
se convierte en controladora de la independencia de América:
-
Proclama el aislacionismo de Europa: América se alejará del Interés de
otros continentes.
-
Se atribuya la hegemonía en la región: “América para los americanos”.
c) A partir
de 1845, inicia su tendencia expansionista amparada en esta doctrina y la tesis
del destino manifiesto, o del panamericanismo.
COLONIZACIÓN
INTERNA:
a) Marcha al
Oeste, implicaba la guerra contra los indios y la colonización.
b) Liberalismo
y espíritu de empresa, desarrollo y concentración de industria más grande del
mundo, acompañado de un sistema bancario y comercial.
COLONIZACIÓN
EXTERNA:
a) Primera
colonia; territorios de Alaska, comprados a Rusia.
b) Concesiones
en el Canal de Panamá: acto de expansión colonial.
c) Guerra
con España: Toman Puerto Rico y Filipinas (última colonia española, que está en
Asia).
d) Por la
distancia de Filipinas y la necesidad de un Puerto intermedio, toman Hawai
(antes llamada islas Sandwich, propiedad de Inglaterra) donde crean la base
militar de Pearl Harbor para contralar el Pacífico.
e) Por la
“Enmienda Platt” intervienen en los asuntos internos de Cuba.
f) Tienen
oposiciones militares en Samoa, Guam e Islas Aleutianas en el Océano Pacifico,
las islas Vírgenes en el Golfo de México.
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Conclusión.
Finalmente se puede resumir que la guerra de Independencia de los
Estados Unidos fue un conflicto que
enfrentó las trece colonias británicas originales en América del Norte contra
el Reino de Gran Bretaña, finalizando con la derrota británica en la batalla de
Yorktown y la firma del Tratado de París.
Por consiguiente, esta batalla fue muy
importante, ya que sin ella no hubiesen podido lograr su independencia, ni ser
la gran potencia que son hoy en día.
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Bibliografía.
-
Consulta en: Esbozo de Historia Universal.
-
es.wikipedia.org
-
wikimaster.blogspot.com