Se llama desarrollo
sostenible aquél desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades actuales
sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones.
Intuitivamente una actividad sostenible es aquélla que se puede mantener. Por
ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la repoblación es una actividad
sostenible. Por contra, consumir petróleo no es sostenible con los conocimientos
actuales, ya que no se conoce ningún sistema para crear petróleo a partir de la
biomasa. Hoy sabemos que una buena parte de las actividades humanas no son
sostenibles a medio y largo plazo tal y como hoy están planteadas.
Según este planteamiento
el desarrollo sostenible tiene que conseguir a la vez:
· - Satisfacer a las necesidades
del presente, fomentando una actividad económica que suministre los bienes
necesarios a toda la población mundial. La Comisión resaltó "las
necesidades básicas de los pobres del mundo, a los que se debe dar una atención
prioritaria".
· - Satisfacer a las necesidades
del futuro, reduciendo al mínimo los efectos negativos de la actividad
económica, tanto en el consumo de recursos como en la generación de residuos,
de tal forma que sean soportables por las próximas generaciones. Cuando nuestra
actuación supone costos futuros inevitables (por ejemplo, la explotación de
minerales no renovables), se deben buscar formas de compensar totalmente el
efecto negativo que se está produciendo (por ejemplo, desarrollando nuevas
tecnologías que sustituyan el recurso gastado).